“Y cuantas veces, preocupados por el futuro incierto y un pasado que no podemos cambiar, dejamos de vivir, y quedamos atrapados en el ayer y el mañana, dejando de lado lo más importante…vivir el hoy, plenos, completos, disfrutando la magia de este día que no volverá”.
Dejaremos por un momento la historia de Kalub y me dirigiré a ti, a cada alma y corazón que por una hermosa coincidencia de la vida ha decidido leer estas líneas.
Y aunque no sé quien eres, ni sé tu nombre, ni tu edad, ni tu historia, puedo sentir dentro de ti un corazón grande, un alma preciosa, un espíritu que quizás aún no ha visto toda la grandeza que se esconde en él.
Hace unos días tuve la dicha de viajar a Santiago y Viña del Mar, dos ciudades que una vez más me hicieron ver y reconocer la maravilla de nuestro mundo. La cordillera nevada, el bosque, los ríos, el cielo azul, el mar infinito, la lluvia refrescante, un sol que acariciaba dulcemente, y cientos de seres grandiosos con los que tuve el privilegio de compartir mi estancia en nuestro país vecino.
Diferentes nacionalidades, diferentes culturas, países, nombres e historias de vida nos reunimos en la segunda conferencia de nuestra formación como futuros coachs ontológicos. Tan distantes y tan iguales. Esos días nos mostraron una vez más la maravilla del ser humano.
Mexicanos, uruguayos, argentinos, españoles, brasileros, chilenos, peruanos y demás hermanos de distintos países, buscando lo mismo, engrandecer nuestro mundo, descubrir lo que hay dentro de nuestro ser, desplegar todo lo maravilloso y poderosos que habita en nosotros, contribuir en la construcción de un mundo donde vuelva a primar el amor, el respeto, la honestidad, la solidaridad.
Y en plena conferencia, un mensaje nos resonó a todos en el alma: “Vivir el aquí y el ahora”. ¿Es que acaso no lo estábamos haciendo? ¿Qué sucedía? ¿Era cierto que lo que más infelicidad nos causaba era no vivir el presente en plenitud?.
Nuevamente las preguntas aparecieron en mi mente y bastó una frase para que empezara a revisar esto en mi vida. Cuántas veces había hipotecado mi presente por el futuro “que vendrá” y por aquel pasado que “ya pasó” y que sin embargo seguía rondándome y ocupando mi tiempo, mis pensamientos, mis acciones.
Vivir el aquí y el ahora. Recuerdo claramente que en uno de los días de la conferencia Julio Olalla, presidente de Newfield Network, mencionó el dolor y sufrimiento que nos causamos cada vez que renunciamos a vivir y disfrutar de cada instante bello que nos trae la vida.
Y vivimos en la culpa del ayer, en el dolor que sucedió hace años, en la tristeza de pérdidas que no podemos remediar, ó invertimos el tiempo pensando en que seré feliz cuando llegue lo que espero, cuando gane más dinero, cuando alguien me quiera, cuando me enamore, cuando me jubile, cuando tenga familia o miles de cosas más.
¿Te resuena también esto en tu vida?
Ahí descubrí que uno de los secretos más bellos de la vida, es disfrutar este instante de la mejor manera. La felicidad, finalmente no era un destino, era la conquista de pequeños instantes, era admirar y amar lo que se tenía hoy, y agradecer a la vida por lo que nos había dado. Ahora creo firmemente que el lugar donde estamos ahora, tiene un sentido, tiene una razón de ser, y siempre trae un mensaje de aprendizaje para nuestra vida.
Y hoy quiero compartir contigo parte de un texto sobre vivir el presente que encontré hace varias semanas y que hoy lo hago mío y lo vivo y lo incorporo en cada momento de la historia de mi vida. Que su mensaje quede también grabado en cada célula de tu cuerpo y en toda tu alma.
“No existe un día más hermoso que el día de hoy. La suma de muchísimos ayeres, forma mi pasado. El día de ayer pudo haber sido un hermoso día... pero no puedo avanzar mirando constantemente hacia atrás, corro el riesgo de no ver los rostros de los que marchan a mi lado. Puede ser que el día de mañana amanezca aún más hermoso...pero no puedo avanzar mirando sólo el horizonte, corro el riesgo de no ver el paisaje que se abre a mi alrededor. Por eso, yo prefiero el día de hoy. Me gusta pisarlo con fuerza, gozar su sol o estremecerme con su frío, sentir como cada instante, dice:¡¡presente!!. Sé que es muy breve, que pronto pasará, que no voy a poder modificarlo luego, ni pasarlo en limpio. Como tampoco puedo planificar demasiado el día de mañana: es un lugar que todavía no existe. Ayer fui. Mañana, seré. Hoy, soy.
Por eso: Hoy, digo Te Quiero. Hoy, los escucho. Hoy, les pido disculpas por mis errores. Hoy, los ayudo. Hoy, comparto lo que tengo. Porque hoy respiro, veo, pienso, oigo, trabajo, toco, río, amo...Hoy...Hoy estoy viva y no hay nada más maravilloso que
sentirse vivo plenamente ¡¡¡.
Muy buen articulo.
ResponderEliminarContinua con ese gran trabajo de ayudar e inspirar a los demas.
Saludos,
Kiko Kabar