lunes, 11 de enero de 2010

EL MUNDO DE LAS EMOCIONES


“En un corazón con alegría, hasta el cielo más gris mantiene su belleza. En un corazón con rabia, hasta el gesto más sutil es hiriente. En un alma resentida, no hay lugar para la confianza. Dime que sientes y te diré como eres”
.
El sábado pasado tuve la oportunidad de compartir en un taller el tema de las emociones y estados de ánimo y su importancia en la vida de las personas. Mientras preparaba la temática pude comprobar el enorme vacío que hay sobre el tema en gran parte de nuestra educación actual y en los centros de trabajo.

Enfocados en que la razón es lo que guía la vida, las emociones son muchas veces miradas como “asuntos del corazón” y son pocas las empresas que han apostado por incorporar temas emocionales en su diario quehacer. Sin embargo, a nivel mundial, los efectos que han producido incorporar temas emocionales han sido realmente sorprendentes. Se ha descubierto que al crear ambientes de trabajo donde realmente se “respira” ganas, optimismo, paz y emprendimiento se pueden lograr crecimientos sostenibles, mayor gusto del personal de trabajar donde están y por ende mayor productividad y felicidad en la vida de la gente.

¿Y que es la emoción? La emoción es aquello que nos mueve, que nos predispone a actuar. Si estamos enojados, probablemente haremos cosas muy distintas a si estamos alegres, del mismo modo, si tienes miedo reaccionarás de manera distinta a si lo que te tienes es rabia o cólera.
El estado de ánimo va más allá, tienen que ver con la “música de fondo” que tenemos, con aquella emoción que se ha hecho permanente en ti y prácticamente te encuentras “poseído” por ella. Seguramente ustedes han visto a personas que pase lo que pase, siempre están renegando y quejándose de todo. O personas que al más mínimo roce se encolerizan y pierden los papeles. O quizás se hayan rozado con gente que a pesar de atravesar situaciones adversas mantiene una paz que lo hace estar en calma y proyectarse al futuro de manera optimista. Todo esto tiene que ver con tus emociones y estado de ánimo.
Y sabes, muchas veces no nos damos cuenta como estamos ¡¡¡ Reaccionamos como aprendimos a reaccionar y a veces no nos entienden, o no entendemos porque las personas son así. Y aquí quiero dejar algo claro. No todos nos “emocionamos” de la misma manera. Las emociones se aprenden. Imagina que estás en tu casa centro de labores y aparece un mono detrás de ti. Algunos se asustarán y saldrán corriendo, otros quizás se queden mirándolo, a otros les provocará ternura verlo, otros se reirán y se sorprenderán de esa inesperada visita y a unos finalmente les dará rabia y buscarán botarlo a palos. Ante un mismo hecho todos podemos reaccionar de manera diferentes, y he ahí la diferencia en como vivimos la vida.
Cada uno aprendió a sentir estas emociones y lo bueno de esto es que si estoy constantemente rabioso puedo aprender a salir de ese lugar y contactarme con la paz y alegría. Eso lo iremos viendo en los próximos artículos.

Les contaré algo de mi experiencia personal relacionada a las emociones. Recuerdo el día en que tuve que dejar mi primer trabajo. Tenía 21 años, vivía sola en una ciudad distinta a la mía y no sabía que iba a hacer. Ese día lloré mucho, recuerdo que por un momento pensé que no encontraría otro centro de trabajo como ese. Luego de estar muy triste un día entero, busqué a una amiga. Le tenía un gran aprecio y me encantaba la paz y tranquilidad que transmitía con su presencia.
Aquella tarde ella observó mi llanto y me dijo que encontraría nuevas oportunidades, que nada ganaba estando así y que mañana mismo saliera a buscar otras opciones. Sus palabras, su tranquilidad y las ganas que me transmitió en aquel momento fueron realmente poderosas.
Al día siguiente, armé mi hoja de vida, salí con una actitud diferente, busqué contactos, me entrevisté en tres lugares importantes para mí y en una semana ya había logrado acceder a un puesto de trabajo con condiciones mucho mayores a las que yo había imaginado.
Si yo me habría quedado en la tristeza, la rabia y la resignación probablemente me hubiera costado mucho más acceder a ese nuevo puesto laboral en tan poco tiempo. Mi emoción, esta vez llena de optimismo y ganas me condujo a tomar acciones diferentes.
Dependiendo de la emoción en la que estemos podremos lograr o no algunas cosas. Esto es fundamental conocerlo. ¿En que emoción estás ahora?, ¿Cómo es que miras tu pasado?, ¿Cómo reaccionas generalmente ante las condiciones adversas?, ¿cómo miras tu futuro?
Y si te dijera que tenemos el poder de “contagiar” las emociones ¿qué emoción contagias tú?, ¿cómo se siente la gente que está a tu lado?, ¿con que sensación se van una vez que hablan contigo?, ¿qué les transmite tu maravillosa presencia?.

Te dejo estas preguntas, recuerda que no sólo los “virus” son contagiosos, hay también preciosas maneras de contagiar positivismo, paz y alegría en el lugar que estemos. Te dejo un abrazo lleno de todo mi cariño ¡¡¡