Vuelvo a retomar la escritura luego de varios meses con el corazón latiendo a mil, llena de gratitud y amor a la vida por todo lo que hoy puedo vivir...
Mi vida sin pensarlo dio un giro de 180° grados el año pasado y hoy, en Monterrey, en medio de un sol precioso y una casa al lado de la montaña, me siento tremendamente bendecida de estar aquí...y justamente de eso quiero contarles en este post, siento que después de mi matrimonio, el estar en este bello lugar, viviendo unas experiencias grandiosas, son una de las cosas que más han alegrado mi corazón en estos años...
El 2011 fue un año sumamente difícil...después de la muerte de mi abuelo hace más de 15 años, me tocó vivir la partida del ser más amado de mi vida, mi madre. Su muerte me devastó, fue como caer en un pozo oscuro y profundo, nunca había sentido tanto dolor en mi vida...saber que sólo le quedaban semanas de vida hizo que cada día se conviertiera en una despedida que hería mi alma y aunque jamás perdí la esperanza de un milagro que la sanara, ni toda mi fe pudo contener esos días de llanto que tenía en la soledad de mi habitación...pensé que nunca resistiría verla partir...pero mi fe me mostraba cada día que si eso llegara a pasar, Dios la acogería con su amor y estaría feliz a su lado...esa esperanza lograba darme cierta paz en medio de la tormenta oscura que apagaba también mi alma cada día...
Pese a todo, mi espíritu, aferrado a su ser, se resistió hasta el último segundo a perderla...oré mucho, pedí a todos los santos que la sanaran, pero cuando hablaba con ella, sus palabras llenas de paz y aceptación frente a lo inminente me hicieron comprender que debía dejarla partir...aunque ello significara la muerte de una parte mía también...sabía que nunca volvería a ser la misma y que la extrañaría cada día de mi vida...
Ella me enseñó entonces una de las más grandes cosas de la vida...aprendí a vivir cada día como el último, acariciaba sus manos y rostro y sentía su piel, su calor, sus ojitos hermosos, quería que mi ser grabara lo que ella me hacía sentir....cuando llegó el día de su partida, estuve ahí, escuchando sus últimos latidos, sus últimos suspiros y entregándole mi amor vi como su espíritu se elevó al cielo en medio de una paz absoluta...sentí literalmente la presencia de Dios en ese momento y confortó mi alma ...y me levantó del suelo para saber que yo debía seguir viviendo...
Y dicen que las experiencias más dolorosas te transforman, sin duda, nunca volví a ser como antes...estar con mi madre y vivir junto a ella sus últimos días de vida, hizo nacer un amor en mí que nunca antes había pensado que pódía sentir...era un amor pleno, puro, incondicional...que sólo buscaba dar y entregarse...y justamente ese amor que nació en mí, fue el que luego me permitió amar a quien sería mi esposo...a quien amo de una manera que mi madre me enseñó a amar...y eso es algo que le agradeceré siempre...
Luego de esta experiencia, mi vida decidió tomar otro rumbo...dejé mi trabajo y me propuse vivir cada día plenamente... haciendo solo lo que amaba y no permitiendo nunca que el miedo dejara que desistiera de mis sueños...tomé conciencia de lo corta y efímera que es la vida y que honraría cada día de la vida amando cada momento...
Soltar de pronto todo me volvió a la ligereza de buscar un nuevo camino, un nuevo sueño, nuevos horizontes. Aún con el alma llena de tristeza, viajé entonces a Colombia, al Encuentro Mundial de Coaches y nunca imaginé que este evento cambiaría mi vida para siempre...
Conocí dos proyectos de los cuales me enamoré...al escuchar a los líderes inspiradores aquella vez, hicieron que mi corazón, destrozado y triste, volviera a tener esperanza...sabía que había encontrado un nuevo camino y que Dios ya tenía destinado una misión para mí...
Volví a Perú renovada y decidida a empezar este camino y perseguir estos sueños, me contacté con los líderes de ambos proyectos, Alianza Pachamama y Cambio Yo Cambia México y recibí grandiosas respuestas...me formé como facilitadora de Alianza Pachamama y tenía la oferta de irme a vivir a México para ser parte de proyecto CYCM...el sueño de mi vida!
Y cuando uno cree que lo tiene todo programado, aparecen cosas que nuevamente comienzan a cambiar tu rumbo...
Había decidido entonces a inicios del 2012 irme a vivir a México, había anunciado la noticia a mi familia y me encontraba feliz, sentía que sería un nuevo empezar y me alegraba entonces estar sola y aún no tener hijos...el amor había sido una esfera a la que había decidido dejar por un tiempo de lado y dedicarme de lleno a ser feliz con los proyectos y mi profesión, finalmente eso llenaba gran parte de mi vida y me sentía bendecida que así fuera.
Pasaron los meses y recuerdo clarísimo que en los primeros meses del año aparecían aún imágenes lejanas en mi mente de mi ex enamorado, un ser maravillosamente inteligente, emprendedor y fuerte, a quien había amado muchísimo y admiraba por sobre todo...recuerdo que años atrás cuando lo conocí, sentí que sería el ser que había sido destinado para mí...sin embargo, yo aún necesitaría pasar diversos procesos de crecimiento, maduración y aprendizaje para sostener una relación. Hoy a la luz de lo vivido, solo puedo agradecer lo que pasó, y aunque haya sido duro, y haber sentido en un momento que dejarlo ir me laceró el alma, veo que todo eso fue necesario para entender que amar era algo mucho más grande de lo que jamás habría imaginado.
Alguna vez escuché una frase linda que nunca he olvidado: "No puedes pedir que algo nuevo ingrese a tu vida si no vives en paz y sueltas el pasado". Entonces, ocurrió que en esos meses me daba cuenta que inconscientemente había una parte de mí que aún se aferraba a la esperanza de retornar a aquel amor que había alguna vez dejado ir, aunque eso parecía ya imposible.
En ese proceso de sanación y de soltar el pasado, recibí un día inesperadamente su llamada, mi corazón se sobresaltó al escucharlo después de meses sin saber de él. Una parte de mí se alegró y otra parte supo que esa llamada tendría un propósito y era una respuesta a Dios de estar en paz con lo vivido...
Hablamos y ese día, en medio de una hora de conversación entendí que nuestras vidas habían tomado rumbos diferentes...que ya nada era igual ni lo sería, que ambos recorríamos por caminos que se bifurcaban en direcciones opuestas...de repente, en medio de esa tristeza...al transcurrir los minutos comencé a sentir una tremenda paz...lo quería, muchísimo, y desde mi corazón y en silencio me despedí de él en paz...Decir adiós nunca es fácil, y sobre todo cuando se ha amado tanto, pero la vida te enseña que nada te pertenece y que hay personas que llegan a tu vida como grandes maestros y que después de cumplir su propósito siguen rumbos distintos porque algo diferente nos depara la vida...y así fue...
Unas semanas después, con el corazón tranquilo y en paz, sintiendo un profundo aprecio y gratitud por lo vivido y ya con el corazón sano supe que estaría dispuesta a volver a enamorarme...aunque alguna vez me hubieran roto el corazón, nunca, nunca dejé de creer en el amor.
Sé el poder de las declaraciones...y una vez que me sentí preparada, Dios puso delante de mí a un ser increíble...conocer a Daniel, fue para mí una revelación del plan divino en mi vida. Tenía la certeza en el alma que en algún lugar del mundo (no tenía idea donde) estaba el ser que había esperado toda mi vida y que mi corazón anhelaba amar por el resto de sus días...y un día, orando mucho, supe que él llegaría.
Un 03 de julio, exactamente un año después de la partida de mi madre, Daniel y yo decidimos unir nuestras vidas...nos conocíamos poquísimo, y fuera de todo razonamiento lógico, supimos, desde el primer día que nos conocimos, que nuestras vidas estaban destinadas a unirse, y así sucedió.
Al mes de enamorarnos nos comprometimos...nunca había estado tan segura de dar este paso tan grande...contra todo pronóstico y comentarios adversos, yo estaba absolutamente convencida de que él era el hombre de mi vida y nada nos hacía más felices que estar juntos...
Su infinita dulzura, sobriedad, nobleza y ternura fueron la mayor bendición de mi vida...a su lado descubrí la magia del amor puro, lleno de cosas tan divinas que siempre le agradeceré a Dios.
Nos casamos antes de cumplir 5 meses de novios y hoy vivimos un precioso camino de amor, crecimiento y fe...su presencia es una luz en mi vida...tengo aún la sospecha que es un ángel encarnado...jamá había visto los valores humanos más reflejados en un ser...y él es hoy el mayor regalo que Dios me pudo haber entregado...
No todo fue tan fácil y onírico...pasamos muchas dificultades también...pero la frase de que "el amor lo puede todo" nunca fue tan real para nosotros...unidos con Dios sabíamos que todo sería posible.
Renuncié con amor a la idea de irme a México...por alguna razón mi amado Perú hizo que me quedara...pero aunque había descartado la idea de irme a vivir y trabajar en otro país, el sueño de traer un programa de coaching social seguía vivo en mi ser y sabía que no podría vivir tranquila sino hacía esto...una fuerza más grande que yo me decía una y otra vez que este sueño, no era mío, era un sueño de muchos y que no podía dejarlo así por así...
Hablé entonces con mi esposo...y sus palabras me dieron una profunda seguridad y confianza...le conté de mi sueño, de las cosas que anhelaba se realizaran en Perú y que viajar a México al menos una temporada era necesario para ello...Su dulzura nuevamente tocaron mi alma...me dijo que él me apoyaría siempre y que nada le haría más feliz que verme feliz y cumpliendo mis sueños..."ve y cumple ese sueño que será de gran bien para muchos..."
Ese mismo día me contacté con la gerente del proyecto en México y aquí estoy...viviendo algo que había soñado tanto...construyendo y mirando algo que aunque por ahora solo está en mi mente lo visualizo como real en mi país...mi corazón se estremece al escribirlo...pronto empezaremos a ser parte de algo que ha sido creado con amor para transformar y engrandecer nuestra alma...y desde ahí, a nuestro país.
Que todas las bendiciones nos acompañen siempre y si hoy tienes un sueño, que es bueno para ti y el mundo, no dejes de hacerlo, piensa que una fuerza más grande que tú lo puso ahí porque confía en que puedas hacerlo realidad...yo conocí a alguien así alguna vez...un ser humano que tenía un sueño grande...cuyos ojos le brillaban cuando me lo contó por primera vez...y él lo está construyendo y fue una inspiración para mi vida...
Gracias porque sé que como tú, hay millones de seres en busca de un grandioso sueño...que la fuerza divina nos ilumine y guíe nuestros pasos siempre. Que así sea.
"No basta tener un sueño...debemos tener la valentía y el coraje de creer y confiar en que ese sueño puede ser una realidad."